Monday, January 02, 2006

Desvarío de Cuerdas (el comienzo)



Entré al bar y, sin saberlo, tomé asiento justo en la silla que me iba a llevar de vuelta a la mala vida...
Me bebí el primer trago de tus-labios-sosteniendo-el-cigarro mientras le dabas a ese bajo y de pronto estaba a mil kilómetros de distancia de allí... muy dentro de mis recuerdos... y en ese mismo instante supe que me iba a traicionar.... Porque ya comenzaba a perderte ...justamente al tomarte como una más de mis tantas carreras de conquista...
¡Pero qué más podía hacer... si era sólo cuestión de mirarte para saber que estabas allí por y para mí!
Me miraste de reojo y ambos supimos que nos habíamos visto ya antes de que juntos compartiéramos un par de notas afinadas a punta de alcohol y deseos de impresionarnos mutuamente...
-Sabía que ibas a volver-, dijiste, vano y presuntuoso, tratando de jugar al macho que quieres ser...
-Yo también lo sabía-, te respondí ...y prendí un cigarro, llena de esa suficiencia que me hace por momentos insoportable a otros seres humanos cuando intuyo que debo preparar mi espíritu para esquivar golpes venideros...
Dijiste algo sobre mi ausencia la noche siguiente a habernos conocido y yo respondí con el gesto vago de quien espanta a una mosca, mientras por dentro presentía el comienzo de un temblor...
Cuando saludaste a tu público posaste los ojos en mí una fracción de segundo más que en el resto de la concurrencia, mientras sostenías tu cigarrillo con la pedantería adorable de quienes aman tener una audiencia ante la cual exponer su esencia...
Y mientras azuzabas a los parroquianos haciendo alardes de setentero consumado, el pitillo lentamente se consumía entre los dedos de tu mano segura... Eso lo recuerdo perfectamente, porque precisamente entonces fui consciente de tu cuerpo cerca del mío....
Y comenzaste a golpear una y otra vez las cuerdas... y con ello me lanzaste sin paracaídas de vuelta a una adolescencia desordenada y "bi-vital", en la que de día era niña modelo, mientras reventaba las noches descubriendo el mundo que la música empezaba a regalarme...
Esa primera vez hice noche en tu persona, perdiendo la compostura de manera deliciosa…Olvidé mi presente y volví a entonar sensaciones casi perdidas en mi inconsciente, con la voz fuerte y desgarrada de quien recuerda por qué ha de vivirse la vida... mientras mis pestañas te acunaban y mis labios mordían cada uno de tus gestos ...
Y te supe receptivo a todo mi yo con sólo observar la agitación que atacaba a tus dedos sobre las cuerdas cada vez que posaba mis ojos en ellos...
Solamente porque sueño con ser mala pedí a gritos una canción en la que, sabía de antemano, no eras diestro… de manera de obligarte a responderme sólo a mí...
Y con una derrota en la voz que jamás fue tal en tus ojos, aceptaste -mirando directo a mi alma- que no la sabías, pero agregando que, si mantenía las visitas al bar, eventualmente la aprenderías sólo para mí.
Vino el primero de los tantos intermedios que desde entonces se han sucedido, y noté mis manos frías, y mi corazón a mil.... ¡Revolución total! Desastre a estribor...
Sin mediar siquiera una racionalización de rutina y mientras confirmaba en el espejo del baño que nada en mi cara delataba lo que estaba comenzando a experimentar, hice una nota mental: "Julio de 2001 - otra vez me fui a la cresta"
¡Puto corazón! Corazón de adolescente obnubilable...*suspiro* casi treinta años y otra vez derritiéndome por un atormentado...
Atormentado porque basta poner un poco de atención a la forma en que le haces el amor a esas cuatro cuerdas para saber que es lo único que te satisface en la vida... y que sin embargo permites a todos a tu alrededor el ir por ahí diciendo que esto de los Viernes nos es más que otra de tus locuras algo desequilibradas.... y que encima cumples con desgano con todas las rutinas e imposiciones de una vida chata, con tal de que te permitan simplemente Ser al menos un día a la semana....
De vuelta del descanso jugaste a conmoverme mediante gestos, inflexiones en la voz, avances y retiradas... Y entonces se apagó el rock, y en reemplazo del fervor casi histérico que en la concurrencia habían desatado tú y tus amigos, comenzó a fluir desde los parlantes una música plástica y sin sentido que por un momento trivializó la atmósfera...
Y te acercaste a conversar con mis amigas, absolutamente dueño de la situación... y hablabas y yo pasmada, y reías y yo asustada, y me mirabas y yo despeñándome revolución abajo sin poder generar siquiera una palabra, un pensamiento, una idea cuerda...
De pronto algo llamativo sonó en el ambiente y tú interrumpiste en seco una conversación para ponerte de pie y preguntar de manera intencionada, mientras me mirabas, si alguna de nosotras quería bailar.
Y me rebelé porque comprendí que me había vuelto presa fácil... te ignoré con un dejo burlón en la mirada, al tiempo que buscaba a tientas mis cigarros mientras, bostezando, fijaba mi vista en el televisor de la esquina.
Recuerdo bien que me hundí en mi asiento al comprobar que la más linda de mis amigas se levantaba feliz de poder bailar y que, de manera femenina y graciosa, como sólo ella sabe hacer, se dejaba guiar por esa mano que ya sabía mía, a una improvisada pista de baile.
Todos siguieron el ejemplo y por fin el espacio me fue suficiente para respirar...
Pero no cejaste.
Luego de demostrar tu cancha con dos giros dados a la
cintura de mi amiga, volviste tus ojos hacia mí y con un gesto me llamaste a unírseles....
Cuando por fin lo hice, luego de empinar el vaso un par de veces de manera de tratar de encontrar en el fondo algo de la valentía y cordura que ya hacía rato me faltaban, giraste decidido tu cuerpo hacia el mío, tomaste mi mano y reíste al ver mi rostro contraído en una mueca de seguridad que jamás logró trasuntar algo más que el temor de saberme ya cayendo en tus redes....
Pero jugabas, ibas y venías, y yo me afiataba a tus vaivenes, bailando sola o con otros entre tus idas y venidas... Hasta que por fin tus dedos se posaron en mi cadera y entonces cambió la marea, porque habías entrado en mi círculo.
Una, dos, tres melodías similares...
Traviesa, moví mi cuerpo sólo para darte atisbos de lo que podrías llegar a tener si yo lo permitiera.
Coqueta, tomé tu mano y la alejé de mi cadera sólo para posarla en mi cintura cuando ya creías perdido cualquier avance.
Perversa, levanté mis ojos hasta los tuyos y luego los dejé bajar de manera lenta hasta tu cuello...
¡Qué gran error! Quizás esa mirada te dejó entrever demasiado pronto los ímpetus que en mí ya habías despertado, quizás yo quería que tú siguieras mis designios, quizás así debía suceder...
Tomaste delicadamente mi nuca, diste un paso al frente y de manera sutil pero firme guiaste mi olfato hacia tu clavícula... y si hasta entonces había tenido aún alguna oportunidad de no perderme, ésta se esfumó en tu olor, en la debilidad de mis rodillas y en los giros vertiginosos con que el bar entero desapareció mientras acercabas tu rostro al mío hasta hacer simbiosis de nuestra respiración.
¡Dios! Tantos detalles ridículos y cursis se apilan ya en mi memoria cuando intento recordar esa primera noche...
Los cigarrillos, siempre los cigarrillos...tus dedos enredándose en los míos de manera pérfida y burlona a propósito de un cigarrillo, tus labios tocando mi mano temblorosa a causa de otro, mi mirada esquiva atrapada en la tuya a través de una constante cortina azulada...
Me voy, te vas, la noche termina y yo satisfecha y no.
Vuelves, vuelvo... torno a sentarme en la misma silla, tocas la introducción a la canción solicitada siete noches antes sin decir una palabra y entonces sé que me das la bienvenida de manera íntima y juguetona. La noche avanza, semana a semana las noches avanzan... apenas te miro, no quiero ser obvia.... ¿no quiero ser obvia? ¡Qué idiotez! Desde el primer encuentro lo soy...
No, es que no quiero perderme otra vez en tus ojos... temo a tus ojos invasores, prefiero fijar los míos en tus cuerdas y pretender que me concentro en las notas... Y tú entiendes que no puedo mirarte, y tú simplemente no puedes hacerlo... Pero de pronto logras abrir un espacio de comunicación absolutamente mío, absolutamente tuyo, puramente nuestro...
…las cuerdas…
Las reconoces, las indagas, las exploras... cierras los ojos, y tus-labios-sosteniendo-el-cigarro... mientras tú las acaricias, las haces gemir, las silencias por sólo un segundo y nuevamente arremetes...
Y entonces pierdo el control, y descubro que si no respiro en el vocalista, o en mis amigas o en cualquiera de los presentes, probablemente naufrague en el desgarro de no ser el metal bajo tus manos...
Bebo, prendo otro cigarrillo y me atrevo a mirarte a ti, de soslayo... Entonces me vuelvo mujer trivial y banalizo el tema para desmitificarte y comento pelotudeces subidas de tono a mis amigas sobre tu pequeño gran cuerpo, y te convierto en carne y en sujeto de bromas procaces con tal de no evidenciar que ya hace rato tocaste mi alma sin siquiera una justificación medianamente válida o racional...
¿Por qué? No lo sé... supongo que ha de ser porque casi puedo palpar la pasión con que te sumerges en la música y cuánto te duele haber dedicado tu vida a algo que no huela a notas y armonías, porque intuyo que necesitas algo que te haga sentir vivo, porque presiento que jamás logras ser feliz por más de dos segundos, porque te sé insatisfecho, aburrido y culposo de lo que dices y haces, pero también de lo que te callas cada día y dejas de hacer a cada paso... Porque tu potencial es enorme, pero estás convencido de que ya estás metido en un camino e imaginas una salida que sólo podría abrir un alguien mágico...
¡Qué desastre venir a toparnos tú y yo justo cuando nuestras vidas parecían haber tomado el curso del comme il faut! ¡Qué delirio este de arrojarnos de cabeza hacia un vacío que sospecho se llenará sólo de culpas! ¡Qué desgarro entrever que nos debemos desde antes una lealtad que nadie exige y que no permitirá que nos conminemos mutuamente a cruzar uno a la vereda del otro! Qué descanso saber que los caminos fueron hechos para ser recorridos y no para llegar a destino...
Verte, olerte, sentirte, saberte, fue desde el primer momento ejercitar un reconocimiento interno...
Lo siento, te conozco de antes, te amo desde antes, pero no puedo, simplemente no puedo dejarte entrar.
***
(Julio de 2001)

0 Comments:

Post a Comment

<< Home