Sunday, May 24, 2009

Cero Rock




“Tenía que traerla el 20”, le grité al veterinario, que en ese momento estaba en la otra sala y secándole con turbina el pelo a un poodle de corte siútico.

“El día de los Jonas Brothers”, escuché.

Y me di vuelta a verlo.

No sabía que lo extrañaba tanto.

No sabía lo mucho que me había afectado ese comentario a la pasada hace cosa de 6 meses.

No pude coquetear.
No quise.

Pero me dolió todo el día.

Porque desde que me dijo que ya no le era atractiva siento su falta cada día en mi piel.
Lo quiero.
Y a veces...él también me quiso...
(Ja)

Extraño su olor.
Su forma de hacerme sentir única. Linda. Bella. Especial.
Su clavícula maravillosa.
Que se llena de sudor y aroma cuando la pienso en tempo de nostalgia.
Su voz con ese tono de juego siempre.
Sus llamadas.

El poder que sobre mí tenía...

No quiero que eso se termine nunca.

Lloro.

Lloro por el pudor recuperado.
Por la falta de música en mi piel.
En mi vida.

Por la pasión que gastamos hasta que ya no quedó nada.
Por la escalera a oscuras que se fue cuando me compré esta nueva vida.
Por las botas que miro cada vez que me saco a sabiendas de que lo extrañan.
Por la indiferencia cariñosa con que sus ojos ya no ven mi alma...

Ël dijo que nunca se iba a asustar.
Pero no prometió jamás que no se iba a ir.

Así que eso.

Ahora de pronto, y sin nada de pasión, de música, de Jack o volutas....
Me habla de sorpresa a la entrada del Dr. Pet,
camino al Prontomatic.
Con errands de sábado en la mañana.

Y a mí no me da nada.
Ni siquiera quiero intentar jugar a estar nerviosa con su presencia.

Porque no lo estoy.

Simplemente me ofusca.

Porque me recuerda que fuimos y ya no somos

Porque lo único notable ahora...es que este encuentro no tiene nada de espectacular.


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