Sunday, December 09, 2007

La triste verdura







Guts
Eso es lo que me falta.
Para vivir la vida.
Por comparación con mi entorno, claro, pareciera que no.
Pero así es no más.
Corté el teléfono con Chiara, y eso fue lo único que pensé.
Se va de vuelta a Salvador el lunes por la noche.
A vivir su affair con el tipo al que le sonrió despreocupada en Peló.
Y en la Cruz Roja le acaban de decir que su próxima destinación es Liberia.
Y después de esos seis meses, ya podría elegir su siguiente destino con un turrazo de plata. Por premio de carrera.
Pero está dispuesta a renunciar.
Y a vivir con su bahiano (y los otros 8 integrantes de su familia) en Salvador, subiendo y bajando de autobuses que como turista son coloridos, pero que viviendo ahí son para llorar.
Está dispuesta a tirarlo todo por la borda.
Y no le dijo a su familia porque les daría un ataque.
Lo va a hacer no más.
Porque siente que da lo mismo si se equivoca o no, "pero a los 33", me dijo, "una oportunidad de ser feliz no se deja pasar".

Y yo pienso en delfín-boy, y en cómo me inventé mil peros para no quedarme en Rapa Nui.
Porque no me criaron para ser la mina de un buzo. Aunque sea un profesional deschavetado que cambió el traje y la corbata por un tanque de oxígeno que parece que le insufla sonrisas. Porque me daba paja tener que estar siempre excusando mi decisión. Me dijo “quédate”... y yo encontré mil razones para un no. Que el departamento, que el dividendo, que el trabajo, que la familia. Que la decepción al cariño (¡y la inversión!) paterno.
Pienso en Felipe y en las veces que me pidió quedarme en Cuba en esos dos años de relación. Porque él no se sentía “listo para enfrentar al mundo capitalista, mi amor, y aquí estaremos mejor, tenemos todo y tú podrías trabajar por un sueldazo (para Cuba...US$45 más la caja de mercaderías) en cualquiera de los Superclub”. Y no lo hice por mis sueños en política, por no tener que explicar que mi novio tenía un trabajo extraño pese a ser ingeniero (otra vez las explicaciones que nadie pide), por no decepcionar a mi familia...

Y pienso en Jey...y en cómo me pidió que me quedara en Sudáfrica. “Mándalos a la cresta”, me dijo con una pachorra que ahora sé que era tremenda para su 19 años. “Nunca vamos a ser más felices que estando juntos”, y me abrazó y lloró cuando le dije que mi familia, que mi carrera, que teníamos que ser adultos y profesionales. Y al final dejé hasta un vestido de novia colgado en nuestro closet en Johannesburgo.

Y pienso ahora en el mulato de Brasil, que me dijo que no “brincara” con “seu coraÇão”. Que me quedara. Como se han quedado cientos de extranjeros que se enamoran y prueban. Como se quedó la mina de su mejor amigo hace dos años.

Pero lo dije que yo no me enamoraba. Que tenía un dividendo. Una familia a la cual responder. Y no le dije, pero pensé, que a mi viejo lo mato si le digo que me voy de vuelta a una isla a andar a pata pelá porque conocí a un tipo que no creo que haya pasado por la universidad, pero que tira como los dioses, me cuida mucho y me propone intentar ser feliz con él.

A fin de cuentas...
cacho que si estoy sola y a veces triste...
Es por falta de cojones no más.

2 Comments:

Blogger Abril_de_otoño said...

Sip, definitivamente, la falta de cojones o de valor inevitablemnte nos lleva a la soledad,
suerte y animate, siempre se puede ..

feliz 2008.

abril.

7:08 PM  
Blogger tuerten said...

hey, sé que esto va a sonar sumamente trivial, pero... feliz año.

de verdad.

12:03 AM  

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