Friday, February 22, 2008

Eclipse en Cuaresma





















N. de la A.: Foto del eclipse. Desde mi muy particular perespectiva, claro.




Tirada en la cama
Mirando la tele
Y no viendo nada...

Los días que pasan.
Las luces del alba.
Mi alma, mi cuerpo, mi voz
no sirven de nada
porque yo sin ti no soy nada

Me siento tan rara.
Las noches de juerga se vuelven amargas.
Me río si ganas
con una sonrisa pintada.

La estoy mirando en la tele y no tengo idea cómo se llama. Siempre que la veo me pasa lo mismo. La encuentro adorable en su vestido de tul-ballerina-sandía-cubierto-con-chaqueta-negra-de-cuero-ochentera-y-zapatos-planos-de-niña-en-cumpleaños-de-primaria-con-esas-uñas-tan-feas-chicas-cuadradas-y-rojas-que-insiste-en-llevar-a-la-cara-como-desafiando-los-primeros-planos-que-acusan-su-falta-de-niñería-y-su-enorme-exceso-de-desgastes-carreteados-en-muchos-más-años-de-lo-que-intenta-denotar-con-sus-canciones.

Y en eso estoy. Hipnotizada. Pensando en lo que me dijo la negra. Que quiere abandonar por medio segundo a su hijo adolescente para irse a vivir la vida disfrazada de nuevo intento, pero esta vez a Acapulco...cuando suena el teléfono.

Es justo media noche.

Lo abro medio sorprendida. Más que nada hacia mi falta de entusiasmo. Hace no tanto tiempo, una llamada de improviso y a esta hora me habría sacado una sonrisa.

Miro el nombre en la pantalla y no puedo evitar sonreír. Hace medio minuto estuve en el balcón, mirando el eclipse...Creo que lo invoqué...

Se me había olvidado Pezz.
Se me había olvidado la forma envolvente de su voz cuando me cuenta cuentos como a una niña. También su forma inconexa de hilar ideas entre sorbos de cerverza y aspiradas de pucho o caño. Y ni hablar del determinismo tragedioso con que siempre presagia las debacles que prevé.

Abre con un buona sera, signorina y algo en mi alma se sonríe.
Me invita a mirar la luna y de entrada se lanza en una disertación sobre la umbra en el eclipse.
Y yo lo conozco.
Tanto.
Tanto tanto tanto.
Tanto...que no puedo sino ponerle miguitas de pan con mis preguntas para que vaya siguiendo el camino habitual y me entretenga el corazón con su conversa.

-Fidel abdicó. Un wevón portentoso como ese no renuncia, abdica-, me dice, y escucho la chela hacer glup en su garganta.

-¿Y sabes que este eclipse es en conjunción con cuaresma y con el fin del ciclo de SESENTA años del calendario chino?-, me agrega.
-Y esta noche es 21- añado. Por decir algo.
-Claro-, dice, y entonces me liga de un solo suspiro el calendario maya, las creencias hoppi, el fin de una era machista (donde repite muchas veces pico) y su lamento porque Hilary no vaya a salir presidenta del país machista de la tierra.

Porque quiere que sea el paso hacia la diosa.

Yo retruco que eso es porque la Clinton es un remedo de macho y no un modelo de Mujer, así, con M mayúscula, de Mina, de Maravilla, de Madre.

-Es masculina. Tiene al padre-, le trato de explicar.

Y Pezz concuerda. –Exacto. Tiene al padre-, y lo escucho aspirar su cigarro. –Con P. De pico machista-, añade.

Y entonces se lanza en una nueva andanada de teorías.

Una no menor es que el padre es el pene y el hijo la estrella. Y así ha sido por los siglos de los siglos, me asegura.

Y yo estoy en camisa de dormir veraniega en mi terraza. Sentada sobre un piso de metal. A pie pelado. Apoyada en mi rodilla y mi teléfono. Mirando la luna mientras hablamos.

El tema es que todo gira en torno a nosotras. –A ustedes-, me subraya.
El hijo mata al padre para fecundar a la hembra y entonces es padre y genera hijo que lo mata para ser padre. Y así. Lo repite y repite.
Y lo critica.
Mucho.
Con vehemencia.
Pezz está amando a las diosas esta noche. Así que todo por ellas. Por nosotras.

Y entonces me dice algo así como que la línea que traza el camino directo de la estrella al pene genera la varita mágica, el adminículo para la concresión máxima de todo sueño, que sólo es manejada en la iconografía por la mujer, el hada madrina.
Y río.
A carcajadas.
Y él insiste con los ciclos.
Y a mí un no-sé-qué me recorre la espalda.
Y le digo que concuerdo, que todo es ciclo.
Y escucho su voz y espanto los recuerdos para no matar el momento. Para no ser como el batik que tengo en el comedor que siempre digo que me representa. Para no mirar tanto pa’tras.

Así que él insiste. Y bebe. Y llega a su tema. Su favorito. O mi favorito de él.

Las fiestas paganas y la religión católica.

Y me agrega el dato de la cuaresma en el judaismo comparado con la cuaresma en Europa.
Y entremedio me dice que hay signos, y que uno no menor es que Fidel abdicó justo cuando el petróleo superó los US$100, en cuaresma, con un eclipse de luna llena a apenas días del cierre de un ciclo de 60 años en el calendario chino.

-Vamos a abandonar esta wevada lineal. Ahora vamos a funcionar con ciclos-, sentencia.

Y con eso ya no le importa tanto la falta de resultados en el doctorado. (Y a mí me pesa menos la gran nada vacía que me rodea el ánimo cada noche en la cama). Total, todo se va a la mierda en el 2012, dicen los mayas. Pero después se retracta. No todo. Por eso él va a aprender a hacer fuego. Para cuando sobreviva a los cataclismos. Lo que se va a la mierda es la religión Católica. Viene un nuevo orden.

Yo aporto con el pulmón energético de Los Andes en tránsito desde los Himalayas.
Y con mi machi y mis rituales de recogimiento en menses, en los que pido a la Diosa.

Pezz no ridiculiza eso.
No sé si lo entiende.
Pero lo compra.
Y eso, siempre, hace que por él me sienta acogida.

Me cuenta que ya lo peor de dolor post-abandono de su ex pasó.
Que ayer comió solo y feliz por primera vez en casi un año.

-Pero igual hay que abandonar las ciudades peneanas. Para irse a la naturaleza. A la madre. A la diosa-, suena convincente...hasta que me dice otra de las frases de la noche. Con esa cadencia, esos tempos que adoro.
-Eso me lo dijo Siddharta-, suena tajante, casi portentoso.
Y genera la pausa con la chela y el pucho otra vez.
-Siddharta Goncalves, un brasileño muy lúcido que conocí hace un tiempo-.

Mis carcajadas hacen que de un balcón más abajo suba un ssssshhhhhhhhhhhhhhhh amargado. Pero no pesco.

Es que Pezz me hace reír.

Entones llegamos a six degrees of separation.

Y volviendo a su gran muletilla, intenta explicarme todo con una teoría exponencial.
Y cuando lo bajo a tierra (or so I think), me dice -es simple, tú trabajaste en un ministerio, donde conociste a un ministro, que conoce a la Bachelet, que ha estado con Bush. Estoy a sólo 4 personas de ese gil-.
-Y lo mismo te pasa con Fidel-, aporto yo. -Que abdicó-, me recuerda.
Y entonces intentamos poner a prueba la teoría con algo más allá. Se queda pensando un minuto y luego me dice, muy serio:

-Tengo un amigo que se sacó una foto con Benicio del Toro. Seguramente eso me cubre buena parte de Hollywood-.

Desternillarse de la risa era un término muy socorrido en los libros de la Enid Blyton traducidos al español.

Eso me pasa con Pezz.

Me río.
Me río mucho.
A carcajadas estentóreas.
Aprendo y me río.
Desde adentro.
Con el alma.

Una hora y 40 minutos después de la media noche, cierro mi teléfono con una sonrisa en los labios.

Pezz volvió.

No sé a qué.
Pero es bueno saberlo de vuelta.







2 Comments:

Blogger Ipnauj said...

Mi ángulo fue totalmente distinto.

Un gran saludo.

2:49 AM  
Blogger peyote said...

¡¡¡¡BRILLANTE!!!!




No tengo, palabras, brillante, sin duda.





Saludos al pez.

5:46 PM  

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