Thursday, February 23, 2006

¡¡Oreja y Rabo Para la Maja!!



INCIERTO (*): El toro que mira a todos los bultos y no concentra su atención en uno y amaga acometer a varios a la vez.

-Ustedes tienen una relación bien enferma-, y para ponerle punto final al comentario, había apagado el cigarro junto al de ella en el cenicero que el mozo ya se llevaba antes de poner los grandes platos sobre la mesa, mientras ambos sonreían de manera socarrona y la Paz se hacia la loca, escondiendo su cara medio segundo en el afán de mecer a su guagua en el coche…

Era una tarde plácida de sábado y estaban sentados sin apuros en la terraza de un restaurante italiano sin otra preocupación que la de elegir qué beber para acompañar las enormes pizzas.

Trozo a trozo, fue capaz de mantener la conversación a dos bandas. Una con sus amigos, y la otra en su cabeza. Serti tenía razón. Enfermos, eso eran…

Seis meses, a lo sumo, de caminatas románticas hacia y desde cines de barrio a ver películas que sólo ellos amaban…un par de botellas de vino conversadas entre intercambios de ideas, caricias, miradas cómplices, risas por montones, timbrazos a cualquier hora del día y la noche y un largo devenir de abrazos para acompañar sus soledades…

Por momentos, en esos meses, había vuelto a tener atisbos de sonrisas de alma…no necesariamente cuando al final del día, como cualquier pareja bien avenida y rutinaria, hacían el amor una vez que Paulsen terminaba las noticias de medianoche con “la frase del día”….sino en las mañanas…sobre todo en las mañanas…porque no había nada mejor para ella que tener que romper su rutina de años para salir de una cama calientita en silencio y sin prender la radio, ducharse, encremarse y vestirse a oscuras…para luego darle un beso de despedida casi al vuelo, al que él invariablemente respondía como un autómata, dormido, estirando los brazos en un vano intento por devolverla a las sábanas…

Durante seis meses había llegado a la oficina sin odiar a nadie…fresca como una lechuga pese al cansancio del porro, la conversa, el vino y el eterno trasnoche…sonriente como una niña con secreto nuevo…

Secreto. Ese fue uno de los errores. Estaba tan feliz con su italiano de peluche, que no había accedido a compartir la relación con nadie. Ni siquiera con Serti y la Paz. Por lo menos no hasta la debacle de poca monta que vino el día que ellos celebraron su matrimonio, italiano de peluche incluido, mientras ella hacía una ceremonia propia despidiéndose de la banda con que había llenado viernes tras viernes las páginas de cinco años de calendarios.

Y así no más se dieron las cosas. Harto ron de por medio -se había disculpado él el domingo-, un escote y el espejismo de una antigua cotidianeidad…lo habían llevado a tirar una buena historia por la borda.

-Igual no íbamos pa’ninguna parte-, intentó defenderse…Y a ella, eso, la mandó a la cresta.

Siete meses después, sentada en la terraza de sábado de febrero, almorzando sin apuros con Serti y la Paz -el gran regalo que esa historia le dejó-, tenía que hacerse la cool ante un comentario liviano y bien intencionado con el que el mejor amigo de su ex intentaba calmarle el ánimo…Sin poder explicarles, nobleza obliga -mal que mal, eran amigos comunes- que este pelota la había mandado a paseo sin soltarla del todo, incierto, como siempre...

Y que si los calificaban de enfermos era porque ella no se había resistido al juego.

Dos días. Sólo dos días de los últimos siete meses había él dejado de llamarla o hablarle a través de la Red. Y las conversaciones, ternuras, iras, peleas, acusaciones…se habían sucedido sin parar. Hasta ahora. Porque en el minuto en que ella decidió tirarse a la piscina con otro, y como sucede en todas las teleseries venezolanas con guionista barato, él había puesto el grito en el cielo, y había necesitado toda su atención. Y como siempre que se desesperaba y la atención requerida se le escapaba de las manos, lo había hecho a su manera…como un enorme toro desbocado al interior de una cristalería.

Y nada. Fumando, hizo una nota mental. Esta semana era de definiciones. Tenía fresca la escena de su más reciente intento de comenzar algo con un alguien nuevo. El italiano había salido a la palestra. Porque con ese comportamiento no había quien no pensara que, bien o mal, la historia del invierno aún no terminaba. Y eso no. Eso no tenía ganas de vivirlo. Qué bostezo. Las cosas llegaban a su fin…porque a un hombre que había compartido sus rutinas, cama incluida, le aguantaba todo. Todo excepto que creyera que podía seguir sosteniendo las riendas de sus días.

(*): diccionario de Tauromaquia




Friday, February 17, 2006

Por Un RaTito...


“Pero si nunca te prometí nada…nunca pensé que te lo ibas a tomar tan en serio… que onda?”

Estoy vencida porque el mundo me hizo así no puedo cambiar
soy el remedio sin receta ni tu amor ni enfermedad
estoy vencida porque el cuerpo de los dos es mi debilidad
esta vez el dolor va a terminar


“yo no tengo ganas de enrollarme en algo ahora…ni de explicarte mis razones…mi pega…soy suspicaz…en mi trabajo…con la gente…en la vida en general…”

parece que la fiesta terminó
perdidos en el túnel del amor
y dicen las hojas del libro que mas me oyó
que esta vez el esclavo se escapó
“también tienes que hacerte cargo de tus actos…te has metido con tres personas de este grupo…da para pensar…yo me guardo para mí lo que pienso de ti…de verdad me lo guardo…”

me entrego al vino porque el mundo me hizo así, no puedo cambiar
soy el remedio sin receta ni tu amor ni enfermedad
estoy vencida porque el cuerpo de los dos es mi debilidad
esta vez el dolor va a terminar

“tampoco le pongai color…no soy el medio adonis…si no te llamé es porque pensé que entendías que somos grandes…que cachabai en qué estábamos…”

del árbol una hoja se cayó
en mi boca la manzana se fundió
tendrías que aprender a pedir perdón
esta vez la cadena se rompió

igual yo no hice nada malo...actué de manera libre y no me puedo hacer cargo si tú entendiste mal, ta bien que te presioné...o no, no te presioné...tú podrías haber dicho que no...yo no hice nada malo...estoy tranquilo...


Tendrías que aprender a pedir perdón
esta vez el esclavo se escap
ó

“igual espero que tengamos buena onda…podemos seguir hablando…nos vamos a seguir viendo y yo espero que no te enrolles…escríbeme tus mails”


Estoy vencida porque el mundo me hizo así, yo puedo cambiar
soy el remedio sin receta y tu amor y enfermedad
estoy vencida porque el cuerpo de los dos es mi debilidad
esta vez el dolor va a terminar


De huevona...

¡SIEMPRE de huevona!