Diga que você me quer porque eu te quero também

-¿Y si aparece alguien que esté dispuesto a comprometerse?-
Ya habríamos terminado el cigarro si en vez de ser las que somos fuésemos las que éramos.
-Esa wevada no va a pasar-
Y me bajé el roiboos como si fuera un Jack.
-¿Y si pasara?-
-No creo que pase. No va a pasar. Soy una escéptica pragmática-
-Yo no-, dijo. –Yo no soy ni una weá que suene sesusda. Yo me blindo porque son unos conchudos-
Y ahí me dio pena a mí.
Y cambié el discurso.
Y le dije lo típico. Que creo que va a llegar un tipo decente, dispuesto a algo más que a una relación furtiva de esas que hacen polvo el alma. Que, en verdad, sólo era un estar algo vapuleada. Pero que sé que si alguien llega y se atreve a quererme, yo voy a querer de vuelta.
Y corté.
Lo malo es que no creo.

No que llegue,

sino que yo sea capaz de querer.

Under the weather

Es extraño estar así de conmovida por una wevada y no poder decirtelo.
Es más raro que la cresta sentir que algo tan enorme y nimio como una historia de vida me conmueve...casi hasta el llanto...y que lo único que quiero es comentartelo.
Casi como un desahogo.
Pero que no estás.
Es tan delirante saberme de vuelta en lo mismo.
Reconocer que han pasado años de años.
Que me la jugué en creerte.
Que no soy víctima. Al menos no tuya. Si quizás, mía.
Y que todo sigue igual.
Lleno de silencios.
Lleno de esperas.
Lleno de nadas.
Tengo una pena negra en la que se entremezclan una historia ajena y la mía.
Y tú no estás para conversarlo.
No estás para abrazarme.
Tú simplemente no estás.