Silencio...

Tengo una sensación rara…mucho en que pensar…Ayer me enteré que durante 6 años trabajé con uno de los torturadores aparentemente más recordados del Estadio Chile. Un tipo que tendría el triste mote de El Príncipe. Lo funaron. Así me enteré. Si bien no trabajábamos en la misma área, sí nos tocaron oportunidades de trabajo conjunto para proyectos específicos. Nada que decir de él desde la perspectiva de ese entonces. Quizás que sus ojos transmitían siempre algo de locura medio siniestra, como una vez le dije a alguien del ministerio, pero que yo de verdad siempre atribuí al color azul con que me horadaban desde su pasado metro
ochentayalgo hacia mi mínimo metro y medio y fracción. De clichés costumbristas se puede vivir: uno ve caras y no corazones...

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