Miss Ed


No es lo mismo ser perra que yegua.
Tampoco yegua que caballo.
Yo no soy conflictiva
Pero soy acaballada.
Acabo de notar la diferencia esta mañana, cuando fui a la recepción oficial de mi nuevo departamento. Ya había ido el jueves y el sábado a ver lo que la constructora llama “detalles”, y le había entregado al jefe de obra un listado con mis reparos. La mayoría eran cosméticos.
Excepto la cubierta-de-mármol-en-vanitorio-de-baño-principal.
La Luna ya me había advertido que a ella le habían rechazado de plano el cambio de la pieza trizada.
Y a mí me hace ilusión una superficie lisa-lisa en el baño mío-mío de mi casa nueva-nueva.
Es una huevada de mina a lo mejor.
Pero es lo que quiero.
Y me da rabia que un viejo pituco que hace edificios de departamentos como hobby se ponga coñete con mi vanitorio de estrella de cine que voy a pagar en exactamente 20 años.
Así que eso.
Anoche, mientras embalábamos y embalábamos, la Luna nos contó que ella, con su estilo cortés y calladito, había llamado a la gerente de ventas, al jefe de obra y al dueño de la constructora, pero que todos le habían dicho que no. Que si la wevada estaba quebrada, eso se llamaba veta y que no jodiera más la pita, porque no se la iban a cambiar.
Así que anoche me quedé dormida pensando en la concresión irregular de mi sueño de clase de media de casa propia linda-linda.
Y me desperté como soy *sigh*
Y a las 9 en punto llegamos con la Mana al edificio.
Y entramos por la puerta.
Yo con mi cinturón glam-silver, mis aritos swarovski, mis zapatillas de lona ochenteras, un bolso de PEZ cruzado de hombro a cadera, mis anteojos de sol fashion, dos capas de rímel en mis pestañas-cándidas y mi metro y medio burbujeante. Toda una mina-aminada-y-light.
Saludé sonriosa al mayordomo y en eso se acercó el jefe de obra, afable él.
-Hola, ¿cómo estás? Te tengo todo casi listo y creo que te voy a cambiar hasta el papel mural para que te cambies contenta. Lo que sí, tuve problemas con la cubierta del vanitorio del baño principal…-
Y mi interupción, sonriosa, fue…
-No te preocupes, Miguel. Anoche hablé con mi hermano, el abogado. Me dijo que la constructora no tiene por qué cambiar el vanitorio si no quiere. Que lo pongas de tu puño y letra en el acta de entrega y después él se hace cargo-
Así. De entrada.
Tampoco yegua que caballo.
Yo no soy conflictiva
Pero soy acaballada.
Acabo de notar la diferencia esta mañana, cuando fui a la recepción oficial de mi nuevo departamento. Ya había ido el jueves y el sábado a ver lo que la constructora llama “detalles”, y le había entregado al jefe de obra un listado con mis reparos. La mayoría eran cosméticos.
Excepto la cubierta-de-mármol-en-vanitorio-de-baño-principal.
La Luna ya me había advertido que a ella le habían rechazado de plano el cambio de la pieza trizada.
Y a mí me hace ilusión una superficie lisa-lisa en el baño mío-mío de mi casa nueva-nueva.
Es una huevada de mina a lo mejor.
Pero es lo que quiero.
Y me da rabia que un viejo pituco que hace edificios de departamentos como hobby se ponga coñete con mi vanitorio de estrella de cine que voy a pagar en exactamente 20 años.
Así que eso.
Anoche, mientras embalábamos y embalábamos, la Luna nos contó que ella, con su estilo cortés y calladito, había llamado a la gerente de ventas, al jefe de obra y al dueño de la constructora, pero que todos le habían dicho que no. Que si la wevada estaba quebrada, eso se llamaba veta y que no jodiera más la pita, porque no se la iban a cambiar.
Así que anoche me quedé dormida pensando en la concresión irregular de mi sueño de clase de media de casa propia linda-linda.
Y me desperté como soy *sigh*
Y a las 9 en punto llegamos con la Mana al edificio.
Y entramos por la puerta.
Yo con mi cinturón glam-silver, mis aritos swarovski, mis zapatillas de lona ochenteras, un bolso de PEZ cruzado de hombro a cadera, mis anteojos de sol fashion, dos capas de rímel en mis pestañas-cándidas y mi metro y medio burbujeante. Toda una mina-aminada-y-light.
Saludé sonriosa al mayordomo y en eso se acercó el jefe de obra, afable él.
-Hola, ¿cómo estás? Te tengo todo casi listo y creo que te voy a cambiar hasta el papel mural para que te cambies contenta. Lo que sí, tuve problemas con la cubierta del vanitorio del baño principal…-
Y mi interupción, sonriosa, fue…
-No te preocupes, Miguel. Anoche hablé con mi hermano, el abogado. Me dijo que la constructora no tiene por qué cambiar el vanitorio si no quiere. Que lo pongas de tu puño y letra en el acta de entrega y después él se hace cargo-
Así. De entrada.
Qué vergüenza.
Acaballada.
Siempre acaballada.
Acaballada.
Siempre acaballada.